sábado, 20 de julio de 2013

ASTURIAS, ROMANTICISMO Y RUSKIN

Vivienda abandonada
cerca de Pumares
Jamás un eslogan publicitario pudo representar mejor una realidad: Asturias, paraíso natural. Da igual si nos encontramos en la parte oriental u occidental, la especial climatología que produce la cordillera cantábrica reteniendo gran parte de la nubosidad que entra desde el mar Cantábrico hace que la vegetación en esta tierra pueda campar a sus anchas durante todo el año.

Monasterio de Santa María
de Oscos. Interior
Esta característica natural, junto con el abandono de edificaciones antiguas, no importa que sean conventos, viviendas, molinos, etc. y la construcción con elementos naturales como la piedra o la madera, producen unas imágenes románticas que ya hubieran querido encontrarse Friedrich o Constable.

Quizá estas imágenes no resulten tan impactantes como sus cuadros, donde incluso se nos relata una naturaleza agresiva, pero sí me hace pensar en la fortaleza del medio natural en esta zona, capaz de devorar las obras que el hombre ha dado por muertas y deja abandonadas a un fin Ruskiniano.

Ingenios de agua en Teixois
Desconozco si John Ruskin antes de escribir Las siete lámparas de la arquitectura se dio un paseo por Asturias o la fortaleza natural del también alegremente regado Reino Unido puede compararse a la asturiana, pero es indudable que sólo en estos casos nos puede resultar placentero acudir a la presencia de la muerte.

Palacio de Mon
No sólo asistimos a la desaparición de un edificio, sino que enterramos junto a él un sinfín de historias a cuyos protagonistas únicamente ha sobrevivido un cascarón de piedra que poco a poco será devorado por la vegetación.

No habrá tumba, mausoleo ni sepultura, sólo naturaleza.

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