sábado, 15 de diciembre de 2012

La ITE desaparecida

Siguen mis paseos por la ciudad y sigo observando las mejoras que algunos propietarios están haciendo en sus edificios, sobretodo las más patentes desde el exterior dedicadas a arreglar fachadas o cubiertas.

Como profesional que se dedica a la Inspección Técnica del Edificio en Valladolid reconozco los indicios de que estas comunidades se encuentran en el proceso de realizar la ITE, que parece ser hubiera sido desfavorable en caso de no arreglar la fachada o cubierta.

¿Realmente son necesarias tantas obras o es que de nuevo asistimos a un nuevo acuerdo entre técnicos con poca ética y constructores? Lamentablemente me temo que es la segunda parte de la pregunta la respuesta en sí misma.

Como Técnico que ha realizado cerca de una treintena de Inspecciones Técnicas del Edificio tanta obra me está empezando a resultar desproporcionada, más aún cuando pienso en las Inspecciones que he realizado, en las que he localizado problemas más que puntuales que en ninguno de los casos han requerido la intervención completa del elemento afectado (fachada, cubierta, instalaciones, estructura, etc.) sino la actuación puntual en ciertas zonas: paños de mortero fisurados, elementos mal anclados, etc.

 No es de extrañar que muchas comunidades que tienen que pasar la Inspección Técnica del Edificio me hayan llamado aterrorizados para pedir presupuesto y ya de paso saber las obras que van a tener que realizar y el desembolso económico que les toca hacer en los tiempos que corren.

No nos engañemos, la Inspección Técnica del Edificio es una revisión general asimilable a la revisión anual de salud que se hace a los trabajadores, en la que es muy raro que te localicen una enfermedad que te puede desintegrar si no te operas de toda la piel o te cambias todos los huesos.

Estimados compañeros profesionales, utilicemos el sentido común, la lógica y la ética profesional, tan denostados en este tiempo y dejemos de embarrar la imagen de una profesión tan bonita y que tantas satisfacciones personales aporta no sólo al autor sino a los que viven los espacios creados.

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